Ilustración colorida con bocadillos que contienen el texto "Lo que necesitas saber".

Proceso de desarrollo de nuevos productos

Desarrollo de productos : ¿Cuáles son las etapas clave?

Diseñar un nuevo producto es bueno, pero diseñarlo bien es aún mejor. Por eso, dedicar tiempo al diseño de su nuevo producto es esencial si quiere ofrecer a sus clientes potenciales el producto más relevante para un lanzamiento exitoso.

La importancia de conocer al cliente

En primer lugar, hablemos de la persona.

El personaje es la representación de su cliente ideal. En cualquier enfoque de marketing, es importante tener en cuenta a este personaje para seguir siendo relevante, ahorrar tiempo y, sobre todo, guiarle en sus futuras acciones, ya se trate del desarrollo de productos, la creación de contenidos, la elección de medios de comunicación, etc. Pero ¿por qué centrarse tanto en el cliente? Sencillamente porque sus clientes son la razón de su existencia: sin clientes no puede haber negocio, y el marketing es ciertamente a veces un poco intuitivo, pero sobre todo se trata de dirigirse a sus clientes de forma convincente pero justa. Así que dedicar un poco de tiempo a conocerse no parece del todo inútil.

Definir su personaje consiste en crear un personaje tipo elaborando una especie de carné de identidad (¿cuál es su edad?, ¿su sexo?, ¿dónde vive?, ¿cuál es su situación familiar?), pero sobre todo en identificar su estilo de vida con la mayor precisión posible. Para ello, debes ser capaz de responder a las siguientes preguntas:

✔️ ¿Qué tipo de trabajo desempeña? ¿Cuál es su categoría socioprofesional?
✔️ ¿Cuáles son sus hábitos? ¿Cuál es su estilo de vida?
✔️ ¿Cuáles son sus creencias? ¿Sus valores?
✔️ ¿Qué medios de comunicación utilizan para informarse y entretenerse?
... y cualquier otro punto relacionado con su sector de actividad que considere relevante.

Algunos sitios pueden ayudarte a crear tu personaje y también proporcionan plantillas de archivos para mantener a salvo esta información: XtensioHubspot o incluso WeLoveUsers.

El proceso de desarrollo en 4 etapas

El desarrollo de un producto puede surgir porque necesite ampliar su oferta o porque vea una oportunidad que no quiere desaprovechar. En ambos casos, aparte de la fase de generación de ideas, el proceso de desarrollo será prácticamente el mismo.

1. Genera ideas y luego hojealas

Puede llevar mucho tiempo dar con una idea relevante para una nueva oferta, así que es mejor trabajar en esta fase antes incluso de necesitarla.

👉 Permanecer en espera todo el tiempo

La mejor manera de generar nuevas ideas es vigilar a diario tanto su sector de actividad como los sectores afines: siga lo que hacen sus competidores directos e indirectos, controle la evolución y las tendencias de su mercado tanto dentro como fuera de su país, manténgase al día de los avances y novedades en tecnología, medio ambiente, política, etc. Además de ayudarle a generar nuevas ideas, así conocerá mejor su mercado.

👉 Analiza lo que dicen tus consumidores

Como siempre, pensamos en términos de clientes y consumidores, y los incluimos directamente en el bucle porque son ellos quienes más te dirán sobre sus expectativas y necesidades. Lee atentamente los mensajes que te envían, pero sobre todo echa un vistazo a los foros y presta atención a los comentarios que hacen en las redes sociales, porque es ahí donde sus observaciones serán más sinceras y libres.

👉 Lluvia de ideas en equipo

Habla con tus colegas y amigos para compartir tus ideas e intercambiar opiniones, tanto para ayudarte a generar el mayor número posible de ideas como para ordenarlas y quedarte sólo con una lista corta.

El skimming debe permitirte concentrarte sólo en las ideas con cierto potencial. Para ello, analice estas ideas según varios criterios:

✔️ La conveniencia de su idea para su persona
✔️ Su potencial de mercado: ¿hasta qué punto está maduro el mercado? ¿Está inundado (si es así, será más difícil hacerse un hueco)?
✔️ La relevancia de la idea para su empresa (¿complementa su oferta actual? ¿está en línea con su ADN?...)
✔️ Su viabilidad, ya sea por motivos legales o técnicos, por ejemplo. Si su idea implica introducirse en un nuevo mercado, asegúrese de estudiar sus factores clave de éxito para averiguar si dispone de todos los conocimientos y competencias necesarios en la empresa, o si tendrá que contratar o subcontratar.

Este es un paso muy importante, porque si se hace correctamente, podrá concentrarse únicamente en las ideas que sean potencialmente interesantes para sus clientes y, por lo tanto, evitará invertir tiempo y dinero innecesarios.

2. Convierta sus ideas en conceptos

Una vez que haya identificado las ideas más relevantes para su empresa, tendrá que refinarlas, detallarlas y estructurarlas en un beneficio para el cliente (también conocido como propuesta de valor) para pasar de la fase de simple idea a la de concepto de producto.

¿Cómo identificar y definir una buena propuesta de valor?

La propuesta de valor es la materialización de una solución única que ofreces en respuesta a una frustración identificada en tu persona. En otras palabras, es la respuesta a las siguientes preguntas: ¿qué problema intento resolver (= la frustración)? ¿cómo va a aportar mi producto algo único, algo nuevo? ¿qué resultado concreto va a conseguir? Su propuesta de valor puede abarcar distintos aspectos: prestaciones, identidad sensorial, descripción técnica/composición del producto, posicionamiento de precios, distribución.

Aunque pueda parecer tedioso, dedicar tiempo a elaborar su propuesta de valor le permitirá saber cómo destacar entre la multitud diferenciándose de la competencia y, por tanto, le ayudará a saber qué activos deben respaldar su comunicación.

En esta fase, se dará cuenta de que, por diversas razones, algunas ideas serán difíciles de transponer en un concepto y, por lo tanto, se descartarán por sí solas. De forma natural, se realizará una segunda lectura.

Sin embargo, si hay varios conceptos en liza, si necesita perfeccionar un concepto o incluso si su concepto parece estar completo, merece la pena ponerlo a prueba con la realidad del mercado, porque el hecho de que a usted le guste un concepto no significa que vaya a encontrar un público. Así que piensa en involucrar desde el principio a tus clientes actuales o potenciales preguntándoles por su percepción e interés en el producto que planeas crear. Puedes recabar sus opiniones de la forma que quieras: estudios tipo focus group si puedes, acercándote a ellos directamente en la calle, en tu tienda si regentas una boutique, por ejemplo, o utilizando cuestionarios online o incluso una encuesta de Instagram. Consultar primero a tus amigos y familiares también es una forma rápida y eficaz de tomar la temperatura.

3. CREAR Y, SOBRE TODO, PROBAR

Una vez validado tu concepto, es momento de pasar al desarrollo del prototipo. Además de pretender materializar el concepto, este paso permite verificar su viabilidad técnica y financiera. No dude en desarrollar varias versiones del mismo producto para determinar cuál es la mejor, pero sobre todo preséntelas a sus consumidores objetivo para no equivocarse, incluso si su prototipo no está completamente terminado. ¡Esto puede permitirle identificar posibles obstáculos y objeciones que no había identificado previamente y remediarlos antes de la producción a gran escala y así ahorrar tiempo y dinero!

A la hora de probar su producto, un estudio a gran escala siempre es más interesante, ya que le proporcionará información representativa y exhaustiva. Sin embargo, si sus recursos financieros no se lo permiten, las opciones de prueba mencionadas anteriormente también son aplicables en este caso y le proporcionarán, una vez más, información valiosa.

4. Atrévete

Por último, una vez validadas todas las etapas, llega el momento del lanzamiento. Por supuesto, nunca se puede estar seguro de fracasar, pero si se toma el tiempo necesario para plantearse las preguntas adecuadas y realizar las pruebas previas, habrá puesto todas las posibilidades de su lado para que el lanzamiento del producto sea un éxito. Y no olvide que siempre podrá introducir mejoras en una fase posterior.